jueves, 19 de julio de 2012

LA PAPAYA


LA PAPAYA









Lechosa, papaya, fruta bomba, como quiera que se le llame, es sabrosa y muy saludable. Se destaca por su riqueza en vitamina C (de hecho tiene 10 veces más que la naranja y cinco veces más que el kiwi), y por sus abundantes betacarotenos, por lo que resulta una excelente fruta anti-edad llena de antioxidantes. También contiene calcio, potasio y vitaminas A, E, B1, B6 y folato.  Actualmente se cultiva en los climas tropicales de todo el mundo y posiblemente la gente no conozca que es un verdadero tesoro que puede disfrutar crudo, batido, en dulces, almíbares y deshidratadas; pero también sus semillas para combatir los parásitos intestinales (sobre todo la ameba) y hasta la cáscara, para ablandar las carnes más recalcitrantes…
Contra el Parkinson:
En los últimos años la lechosa se hizo muy popular como remedio papal. El científico Luc Montagnier, conocido por ser co-descubridor del virus del Sida, le recomendó al ahora beato Juan Pablo II, seguir un tratamiento con extracto de papaya fermentada para aliviar los síntomas del Parkinson que sufría en los últimos años de su pontificado. En ese caso, eran los antioxidantes abundantes en la lechosa los que ejercían el efecto curativo. Lo que buscaba Montagnier era contrarrestar la oxidación de las proteínas cerebrales añadiendo antioxidantes a la dieta del papa a través de la papaya fermentada.

Efectivamente, la lechosa es muy rica en antioxidantes -vitaminas A y C - y por ello resulta muy recomendada para prevenir el efecto del envejecimiento prematuro, el deterioro mental, el cáncer y otros problemas degenerativos.

Si tuviéramos que resumir, la lechosa resulta especialmente indicada para problemas digestivos crónicos como la gastritis, gastroenteritis, colitis, estreñimiento, colon irritable y para prevenir enfermedades degenerativas mentales y físicas. También puede ahorrarle un par de años antes de visitar al cirujano plástico.

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